Según se conoció esta semana, en París unos sofisticados ladrones se hicieron con 250 mil euros en botellas de vino de una cava privada y subterránea. ¿El modus operandi? Sencillo: hicieron una agujero en la pared de la cava y se llevaron sin que nadie lo notara esa friolera de vino en unas pocas botellas.

En una historia más propia del cine que de la realidad, los ladrones idearon un intrincado mecanismo para llegar a la cava subterránea: estudiaron el mapa de las catacumbas de París y, bien informados del botín, hicieron el agujero donde convenía dándose a la fuga por pasadizos llenos de calaveras y huesos viejos.

La noticia se conoció esta semana, publicada por The Telegraph en Inglaterra, pero según la policía parisina, el robo pudo haber tenido lugar durante el mes de julio y agosto en que los acaudalados propietarios de la mansión robada estaban de vacaciones. Y recién ahora se dieron cuenta. Cuando fueron a buscar los vinos.

El robo de ciencia ficción da cuenta de dos cosas en el mundo del vino. Uno, no hay simples ladrones en este rubro. Estos en particular tenían conocimientos de los casi 270 kilómetros de pasadizos que hay bajo la ciudad luz, excavados durante el medioevo para la construcción del Louvre y Notre Dame, y cerrados desde el siglo XVIII.

Dos, no se roba cualquier botella. Ya que el botín desaparecido –si bien no trascendieron las botellas– alcanzaba para no amilanarlos frente a la conocida inscripción que sentencia el ingreso a las catacumbas: “deténgase, este es el imperio de la muerte”. Una célebre frase que custodia los casi 6 millones de muertos sobre los que se erige París. Claro que los boqueteros sabían bien lo que se llevarían.
Y ahora, con el inventario de botellas en manos de la policía francesa, hay que esperar a que salgan a la venta. Como con las obras de arte, aquí el punto es dar con la pieza y tirar de los hilos para desbaratar la banda.

Quesos y vinos italianos

Algo parecido sucedió en diciembre pasado pero en Milán. Sólo que los ladrones gourmet se llevaron 250 mil euros en vino y queso parmesano. Según informara oportunamente el sitio CBS, la operación recibió el nombre de “Vino y queso” en la carátula de las dependencias dei carabinieri.
Los chorros de buen gusto se llevaron 16 mil botellas de vino y nada menos que 160 ruedas de parmesano. El asunto acá es el queso. Según el consorcio Parmigiano Reggiano, las pérdidas por robos de queso ascienden a 7 millones desde 2015.

En el caso de la operación “Vino y queso”, sin embargo, había pruebas filmadas: las cámaras de seguridad muestran cómo los cacos de buen paladar se llevan, uno tras otro, a cara cubierta y en plena noche, ruedas de casi 40 kilos del más fino queso italiano.

Pero como sucede en estos casos, el volumen es tal que en algún momento se corta la cadena. Y en marzo de este año, la operación llegó a su fin, cuando detuvieron a diez miembros de la banda, entre los que había ocho italianos y dos serbios. El asunto llegó a su fin, en todo caso, por cómo reducían la mercadería.

Cae una banda francesa


En Burdeos es rentable ser ladrón de vinos. Un par de atracos a bodegas prestigiosas –como Chateau d’Yquem, Château Palmer y Château Haut-Bailly– reportan pigües ganancias. Con un total de 3771 botellas, por ejemplo, la banda que lideraba Yoann Gautrau y su tío William Allard, recaudó 1,1 millón de euros.

El asunto es que para reducir esa cantidad de mercadería, empezaron a dejar las huellas, las mismas huellas que se evitaban quemando los autos de los atracos o incendiando las puertas de escape para no dejar rastros de ADN.

Así la cosas, la policía francesa realizó una redada grande en Febrero de 2014 bajo el nombre, operación “Cassevin”, en la que unos 300 efectivos de la dura policía francesas detuvieron a 20 personas. Al cabo, en 2015, fueron sentenciados 14 de ellos: algunos con fianzas de 60 mil euros y otros con hasta 4 años de prisión.

El rigor se hizo sentir e incluso algunas botellas fueron recuperadas.

Chorros & Tintos: Robos y falsificaciones en Argentina

En Argentina hay mucho robo de vinos por parte de piratas del asfalto, como también falsificadores de vino. En los últimos años, bodegas como Catena Zapata, Rutini, Alta Vista, Chandon y Luigi Bosca, entre otras, llevaron a la justicia a buena parte de las bandas organizadas para el robo de botellas.

Sin embargo, es tal la informalidad del mercado local que a veces resulta imposible el rastreo de la mercadería. A punto tal, que algunas de las casas mencionadas tienen investigadores privados contratados para dar con las botellas robadas cuya venta suele ofrecerse a precio de ganga en retailers.