Mucho se habla de nuevos terruños, nuevos estilos y nuevos vinos. Sin embargo, la cosa caliente en el vino no siempre es sinónimo de virtud. La razón es sencilla: construir una reputación lleva muchos años. Y Maipú, un poco a la sombra de las grandes tendencias, es el caso emblemático de un terroir de lujo del que poco se dice hoy, aún cuando ofrece una exquisita modernidad dentro de su clasisimo.

Maipú está en al periferia de la Ciudad de Mendoza. Creció al filo del silgo XX, fue el epicentro de las grandes bodegas –desde La Rural a López- y a lo largo de los últimos cien años aportó algunos de los vinos más emblemáticos, en particular los de base Cabernet Sauvignon. Algunos distritos, como Cruz de Piedra o Lunlunta, incluso ganaron fama. Pero ahora que la ciudad crece y se lleva las viejas viñas, son otros los distritos que marcan la pauta en Maipú.

En particular dos: Medrano y Barrancas, al sur del río Mendoza, recostados sobre la cara este de las Cuchillas de Lunlunta, una cerrillada baja que los separa de Agrelo. Allí trabajan bodegas como Flichman, Altos Las Hormigas, Toso y Finca Agostinos, mientras que muchas otras se abastecen de uva, como Achával Ferrer. Es una zona relativamente baja (en comparación con las laturas de Uco), pero que define una temperatura perfecta para cuatro variedades: en torno a las 800 metros, Cabernet Sauvignon, Syrah, Bonarda y Malbec consiguen largos períodos de madurez hacia el otoño. Sumado a suelos pedregosos, ricos en arena y con manchas de arcilla, los vinos de la zona despliegan concentración, buen volumen, frescura media y sabor frutal.

¿Qué vinos probar? Anotá algunos de los que van a continuación y reconocé el gusto de los clásicos.

San Felipe Cepa Tradicional (2013, $120). Reencontrarse con este tinto es algo que todo amante de los vinos gastronómicos y sutiles debería hacer con frecuencia. Corte de Cabernet Sauvignon (70%), Malbec y Merlot aún se elabora en toneles de diez mil litros que definen su estilo tradicional. En los últimos años al corte le agregaron una dosis del Valle de Uco para levantar frescura pero por suerte el vino conserva el encanto que lo convirtió en clásico donde los tonos terrosos y de cueros se imponen al shock frutal. En boca es equilibrado y envolvente  taninos sedosos. Final largo y sobrio.

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Colonia Las Liebres Bonarda Clásico (2014, $125). Elaborado por Altos Las Hormigas, este Bonarda del que llevan más de diez vendimias es un tinto delicado que aún hace escuela con su estilo. Se ubica entre los tintos delicados con aromas balsámicos, florales y de frutos rojos frescos. Al paladar entra suelto y escapa a la concentración habitual en otros Bonarda del mercado. Si bien su sabor es intenso se desenvuelve lineal y austero. Un vino pensado para acompañar platos y momentos.

Carinae Harmonie Syrah (2012, $165). El varietal ícono del Ródano siempre se lució en los suelos de Maipú. En gracias a la buena insolación y los suelos pobres que este varietal siempre brinda vino expresivos y sabroso en la zona. En este caso logran un perfil moderno e intenso con buen caudal frutal y paladar carnoso. Es un vino para carnes con personalidad o para acompañar tapeos y fiambres.

Altos Las Hormigas Malbec Clásico (2014, $170). Pasan los años y este vino se mantiene entre los que dan cátedra en materia de Malbec. Mientras la principal apuesta del proyecto liderado por Alberto Antonini hoy se concentra en los suelos del Valle de Uco, éste, elaborado con uvas de Medrano, logra con cada cosecha una mejor definición estilística. De perfil frutado y trazos especiados, en paladar es suelto, con taninos moderados y rica frescura. Un combo agradable de beber que saca a la luz el potencial de los viñedos de Maipú.

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Doña Silvina Malbec (2014, $190). La bodega del griego Constantino Krontiras cuentan con dos antiguos viñedos en Maipú, uno en Villa Seca donde obtiene el 80% de las uvas de este vino y otro en Lulunta que aporta el resto de los frutos, donde practican la biodinámica. Desde el primer momento sus vinos son genuinos exponentes del terroir ya que profesan la minima intervención durante la vinificación y esto se traduce en aromas frutales profundo con tonos florales y herbales. En boca es sutil y equilibrado, en cierto punto sencillo pero de buen sabor. Ideal para quienes gustan de las sutilezas.

La Mascota Cabernet Sauvignon (2013, $200). Cruz de Piedra, terruño que da vida a este tinto, es origen de grandes Cabernet. Por esto mismo Rodolfo Sadler elegió uvas de esta zona para desarrollar esta etiqueta que desde hace una década triunfa en el exterior donde compite con todos los Cabernet Sauvignon del planeta. La clave detrás de su estilo son los suelos arenosos y pedregosos de este viñedo que permite obtener un tinto de expresión compleja y buena tipicidad que inunda el paladar con sabores marcado y buena estructura. Si bien puede ubicarse entre los modernos de la región no pierde el trazo clásico de Maipú.

Pura Sangre (2010, $200). En 1992 Ángel Mendoza implanto su viñedo en Lulunta con uvas Malbec y Cabernet Sauvignon. Unos años más tarde nacía este blend, 80% Malbec y 20% Cabernet, que en poco tiempo se convertiría en un vino de culto e ícono de la región. Es complejo y sabroso con aromas que recuerdan a las ciruelas negras pero también a cassis y regaliz. Como siempre cautiva por el equilibrio que logra entre la fruta y la crianza tanto en nariz como en boca. Es sedoso, graso y fresco, con taninos amables que aportan el vigor justo para que perdure en boca. Una figurita difícil que vale la pena rastrear.

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Pascual Toso Selected Vines Malbec (2014, $215). Pascual Toso es una de las bodegas fundacionales de Maipú. Sus viñedos se ubican en Barrancas, a orillas del lecho del Rìo Mendoza. Con un promedio de cincuenta años de vida, las cepas que dan vida a este vino están cultivadas sobre un suelo de textura arcillosa con abundante presencia de piedras. Esta combinación da como resultado un Malbec de paladar amplio, jugoso y de marcada expresión frutal. Un tinto de altos decibeles que gracias a una frescura elevada fluye balanceado y perdura en boca. Un tinto para fundamentalistas de los vinos carnosos y equilibrados.

Paisaje de Barrancas (2013, $240). Finca Flichman es una bodega histórica de Barrancas, microrregión emblemática de Maipú. Con esta etiqueta la bodega rinde tributo a su finca más antigua donde los suelos arcillosos aseguran una calidad superlativa para el Syrah corazón de este corte, con 20% de Malbec y 10% de Cabernet Sauvignon, que expresa el carácter de la región en cada sorbo. Es un vino complejo, amplio y tenso de perfil tradicional. Un exponente ideal para comprender que a los márgenes del Río Mendoza el viento frío que desciende de la montaña permite desde siempre elaborar vinos de fluir fresco, armónico y elegante.

Benegas Estate Cabernet Sauvignon (2010, $270). La bodega posee viejos y cotizados viñedos en Cruz de Piedra, Maipú, cuna de grandes Cabernet. En el caso del Estate el tiempo en botella también colabora a refinar su estilo y por esto mismo seduce con por su buen caudal frutal que recuerda en primer plano al cassis y a las cerezas. Suma un trazo mentolado y herbal que define su elegancia. En boca es seco, aterciopelado y sobrio.

Alejandro Iglesias |@AleIglesiasWine

Es sommelier y un consumado buscador de tesoros. Capaz de degustar cientos de vinos y de recordar del primero al último con la precisión y la agudeza de un entomólogo, conoce como nadie esos rincones del mercado a los que todos quieren llegar. Por eso elige los vinos del Club Bonvivir. Por eso escribe en Vinómanos (plataforma que fundó en 2013) sobre sus hallazgos o bien en importantes medios nacionales como Clase Ejecutiva, o internacionales como Decanter.