Una pregunta tan simple, tan de ama de casa en apuros, no es fácil de responder en materia de vinos, aún tratándose de un sommelier canchero en el asunto de recomendar. Como todo, requiere matices para que la respuesta sea concreta. Con todo, cualquier bebedor de vinos reconocería si un tinto le resulta intenso y vigoroso respecto de uno que moderado y débil. El asunto es que nada de esto está claramente indicado en las etiquetas.

¿Entonces, cómo elegirlos? Hay algunos índices, sin embargo, que cuando están combinados en una botella es casi seguro que resulte fuerte a la mayoría de consumidores. Serían…

 Vino suave: qué tener en cuenta

El grado alcohólico

La cantidad de alcohol es el primer índice para saber si un vino resultará fuerte. ¿La razón? Si el porcentaje ronda los 14 a 15% y el vino está bien hecho, tiene que tener mucho cuerpo y taninos gordos para que ese alcohol no resulte quemante. Y si alcanza ese balance, entonces al paladar el tinto se presenta potente, cargado de sabor y con volumen de boca. Un tinto que supere los 15%, sin embargo, tiene dos alternativas: o es definitivamente un vino robusto o se trata de un vino fortificado, en particular desde los 16%. Una golosina briosa.
Sin embargo, se puede dar la paradoja de un tinto de 13 o 14% que resulte vigoroso. Para salvarse de ese tipo de tintos, o bien para elegirlos a placer, conviene mirar otro dato indicado en la etiqueta: la cosecha.

El año es dato clave para vinos tintos suaves

En la etiqueta los vinos indican el año de cosecha. Si dice 2014 es que las uvas fueron cosechadas ese año, indistintamente de cuándo fue embotellado. Los tintos fuertes y briosos son siempre jóvenes. Es decir, que hoy sería 2014 y 2015.
La razón hay que buscarla precisamente en la juventud, ya que los bríos, asperezas y rugosidades que pueda presentar un tinto están asociados a ella. ¿Cómo? Los taninos –ese compuesto tan nombrado y poco comprendido– son los responsables de que la boca del tinto tenga músculos y al mismo tiempo, cuando son nuevos, que no estén torneados. Así, la aspereza o sequedad de un tinto 2015, será textura tersa o de seda para 2019 o más.
Entonces, juventud y alto grado alcohólico, es garantía de fortaleza. Lo contrario sucede con los opuestos: senectud y bajo grado. Y si el grado no se modifica en el tiempo, sí lo hacen los taninos. ¿Cómo saber si un vino viejo está bien?

Reserva o Gran reserva para domar vinos fuertes

Las etiquetas de vinos exponen a la bodega, la variedad –a menos que sea una combinación de ellas, en cuyo caso dirá Red Blend o Assemblage– y la crianza, si es que la tienen. Con crianza se refiere al tiempo en que el vino estuvo en barricas de roble. Este asunto es delicado: porque para que el vino pueda pasar mucho tiempo tiene que ser naturalmente fuerte, con carácter; pero al salir del barril tiene que estar ensamblado de forma tal que esa rusticidad no esté más.
Lo lógico es que a mayor tiempo, mayor es la suavidad que gana el vino. De ahí que un Reserva, que tiene por lo menos hasta 12 meses de barrica, ofrece un producto moderado; mientras que un Gran Reserva, que asciende por lo menos hasta 24 meses de crianza, debería serlo más. Pero ahí hay un truco: porque para que el vino soporte ese proceso, tiene que haber sido aún más potente y brioso cuando joven. Por ello, en general, un gran reserva nuevo es más fuerte que uno reserva a secas, pero en el largo plazo –al cabo de diez años, por lo menos– se mantendrá en mejor forma y será garantía de seda y sabor.

La fuerza de la uva

En cuanto a las variedades, las más potentes y fuertes cuando son jóvenes resultan Petit Verdot y Cabernet Sauvignon, seguidas de Merlot y Malbec, luego Syrah –en especial cuando ha evolucionado un poco- y Bonarda. Al final de todo, lejos, el Pinot Noir, que es como un blanco hecho tinto. Delicadeza pura, mejor si no tiene alto alcohol, pero eso ya lo dijimos más arriba.

El origen también influye

Las zonas frías –es decir, Patagonia y los viñedos de altura en Uco– dan vinos de mayor intensidad sápida y tánica, aún cuando los alcoholes tiendan a ser moderados. En eso, el clima más riguroso hace a uvas de un balance más potente. Mientras que zonas soleadas y cálidas, dan tintos de alta graduación alcohólica pero sin estructura tánica, como sucede con San Juan y el Este Mendocino.

Joaquín Hidalgo |@hidalgovinos

Es periodista y enólogo y escribe como cata: busca curiosidades, experimenta con formatos y habla sin rodeos de lo que le gusta y lo que no. Lleva más de veinte años en esto. Lo leen en Vinómanos (plataforma que fundó en 2013) o bien en medios nacionales, como La Nación y La Mañana de Neuquén. Desde 2019 es el crítico para Sudamérica de Vinous.com (EE.UU.).