Es principio de mes y el bolsillo está dulce. Es la oportunidad ideal para salir de las comidas básicas y manadarse la parte frente a los amigos. En ese plan, nada mejor que una terrina de conejo, un plato simple y gourmet, cuyo principal ingrediente es el tiempo -hasta 3 horas- y la dedicación. El conejo no siempre es fácil de conseguir. Se compra en carnicerías y granjas, esos locales  que venden pollos, pavos, cerdos y otras carnes menos comunes. Por ejemplo, un clásico de Almagro, en CABA: la granja “el converso”, especializada en carnes exóticas como el yacaré o la llama, allí el conejo es moneda corriente.

Así es que, con algo de organización, podés sorprender a tus amigos con una comida sabrosa. Despejá la mesada de tu cocina, descolgá tu delantal y manos a las ollas.

Cómo preparar una terrina de conejo

Para 6 personas, hace falta:

  • 1 conejo torzado
  • 2 Puerros
  • 2 zanahorias medianas
  • 4 cebollas  de verdeo
  • 2 dientes de ajo
  • Un puñado de hongos de pino secos.
  • 1 litro de caldo de verduras
  • 1 puñado de  romero.
  • Algunas hojas de salvia
  • Aceite de oliva
  • Sal y pimienta negra a gusto
  • Mostaza de Dijón
  • Pepinillos agridulces

Cómo prepararlo

Partir hidratando los hongos en agua tibia durante al menos media hora. Mientras tanto, picar puerro, cebolla y la zanahoria lo más pequeño posible. Ponerlos en una olla grande, junto con los ajos pelados y enteros, sumarle conejo, el romero y el caldo de verdura para dejar hervir. Cuando rompa el hervor bajar el fuego y cocinar durante una hora y media. Si  es necesario, agregar liquido; el asunto es cocer la carne para que se separe del hueso.
Mientras tanto, saltear en una sartén los hongos con un diente de ajo picado y un toque de aceite de oliva. Reservar y volver a la olla.
Pasada la hora y media, apagar el fuego, entibiar y deshuesar el conejo. Colocar la carne en un bowl, los hongos trozados, las hojas de salvia cortadas y un chorro generoso de aceite de oliva. Agregar sal, pimienta y mezclar. Dejar reposar media hora. Luego, forrar con papel film el interior de un molde rectangular para terrinas -básicamente, uno profundo- y volcar la mezcla. Una vez lleno, compactar el contenido haciendo presión con una cuchara. Después se lo lleva a la heladera al menos una hora más.
Para servir, se lo corta en rebanadas de un dedo de ancho, acompañado con mostaza de Dijon, mejor si tiene los granos enteros, mezclada con aceite de oliva para volverla más liviana, y decorrar con unos pepinos agridulces o higos frescos. Para más sofisticación, comprá un pan de campo y tostalo.
Es el mejor cocinero del mundo para los que tenemos el gusto de sentarnos a su mesa. Capaz de cruzar la ciudad por unas ostras o de sudar la gota gorda frente a un caldero durante horas, para el resto de los mortales es un estratega de la comunicación digital, el marketing de contenidos y otros tantos menesteres. Trabaja desde hace más de 18 años en medios digitales. Es el responsable de que no fallen los códigos de Vinómanos (plataforma que fundó en 2013), donde también escribe sobre su pasiones como la cocina, las bebidas, los viajes y la sobremesa.