Llegó fin de mes y queda pensar los descorches de un fin de semana. Como tu economía no es la misma que hace treinta días, qué vino elegir se convierte en una tarea que demanda la mejor puntería.
Una alternativa es buscar etiquetas novedosas, que precisamente por ser poco conocidas, permiten ajustar la cuenta y entrar en gustos nuevos. Y para eso, buscar en el estante de las cepas no tradicionales puede ser un buen consejo. Vas a encontrar tintos y blancos que pasarías por alto si tu billetera tuviera aliento. Por eso, en Vinomanos te pasamos un listado de raros best buy, para salvarte del default sin prescindir de una buena botella.
Cabernet Franc. La cepa de la que todos hablan puede esconder un inconveniente: la mayoría forma parte de la alta gama que exige un esfuerzo extra para fin de mes. Sin embargo, encontramos uno para que no te quedes con las ganas de entender por qué esta cepa despierta pasiones.  Viñas de Narváez Cabernet Franc es un tinto moderno y de buena tipicidad al alcance del bolsillo que justifica cada peso que vas a gastar en él. Ideal para acompañar carnes a la parrilla o algunos quesos duros.
Tempranillo. Popular en otras épocas, al Tempranillo hoy solo consumen los curiosos o los recién iniciados. Pero atención: sus vinos siempre valen la pena, porque todos cumplen en ofrecer sabor y son versátiles a la hora de la gastronomía. Entre ellos el que ofrece un deal indiscutible de precio-calidad es el Norton Colección Varietales, un tinto de consumo cotidiano que a fin de mes se celebra.
Carménère. Es el pilar de la vitivinicultura chilena y curiosamente en nuestro país apenas se la cultiva y solo un productor la elabora con continuidad. Al igual que el Malbec es un varietal tinto francés ninguneado en su origen que redundó sus esperanzas en el nuevo mundo. Si queres descubrir su sabor Viniterra ofrece en su línea clásica un Carménère franco y sabroso ideal para acompañar desde picadas hasta asados y achuras.
Sangiovese. Si bien su historia es similar a la del Tempranillo, cierto es que nunca llegó a ser tan popular, algo curioso en un país donde la vitivinicultura tiene raíces italianas al igual que esta cepa. Forma parte de muchos tintos de corte, sin embargo,  mientras algunas pocas bodegas la embotellan como vino varietal. Por su origen es una fija a la hora de pensar en pastas y pizas pero también con platos de aires mediterráneos. Escorihuela Gascón ofrece uno ideal para conocer la uva más tradicional de la Toscana.
Albariño. Es la cepa típica de los blancos gallegos y compañero inseparable de su gastronomía de mar. Pocos vinos maridan tan bien con pescados, frutos de mar y hasta paellas como este blanco de espíritu austero y cautivante. Viñas Las Perdices es la única bodega argentina que ofrece un Albariño en nuestro país, ideal para los días de primavera, ya sea con su gastronomía ligera o bien para un aperitivo de previo a la cena. Un hit para descorchar con los primeros calores del año.
Tocai. En medio de confusiones y disputas por denominaciones de origen, el Tocai es un vino que puede definirse típico de la región italiana del Fruili donde elaboran blancos expresivos, tensos y fresco. Y eso ofrece Alfredo Roca, que hasta parece ser elaborado intencionalmente para esta época del año. Ideal para la media tarde dominguera o cualquier aperitivo con picada de por medio este blanco fácilmente se adapta a cualquier situación.
Pinot Grigio. Otro blanco que se las las trae. Y a pesar de que conquistó muchas plazas alrededor del globo, el Pinot Grigio nunca termina de conquistar el mercado argentino. Es raro, porque reúne todos los atributos que un buen blanco debe tener: refrescante, fácil de beber, versátil y gastronómico. Es por esto mismo que te lo recomendamos y para que la prueba no te resulte sacrificada podés buscar Graffigna Centenario que además te cuida la billetera.
Viognier. Se trata de una cepa que da vinos envolventes y algo golosos en nuestros climas cálidos, que se llevan bien con el roble y esto los convierte es buenos partners de carnes magras o pescados grasos. Entre las etiquetas novedosas de nuestro mercado, La Poderosa es un buen exponente para redescubrir sus encantos en un blanco que suele gustarle a los amantes de los tintos.
Alejandro Iglesias

Es sommelier y un consumado buscador de tesoros. Capaz de degustar cientos de vinos y de recordar del primero al último con la precisión y la agudeza de un entomólogo, conoce como nadie esos rincones del mercado a los que todos quieren llegar. Por eso elige los vinos del Club Bonvivir. Por eso escribe en Vinómanos (plataforma que fundó en 2013) sobre sus hallazgos o bien en importantes medios nacionales como Clase Ejecutiva, o internacionales como Decanter.